viernes, 13 de marzo de 2009

Un ingrediente inesperado

Hace unos días, no sé cuantos, ella volvió antes de tiempo. Volvió de un modo similar, no igual, pero tampoco del todo diferente.
Yo estaba en la casa de mis padres, les había prometido, temprano, cocinar una paella, así que estaba en eso cuando escucho esa voz nasal a mi derecha (¡Qué casualidad!)… “Al que mata hay que matarlo”, soltaba ella con naturalidad hogareña e introducía en millones de hogares un imperativo del delirio de la derecha. Porque ella no es más que una de esas delirantes, una más de ese inmenso coro fascista que delira el campo social a partir de la figura de la muerte.
“Al que mata hay que matarlo” resonando en cientos de hogares… “Al que mata hay que matarlo” enunciado que no es un pedido, es un deseo y una orden… Es la orden de la new age fascista visibilizada por los rostros paleolíticos de De Narváez-Macri-Carrio-la Su-etc.
“La seguridad se hace/Al que mata hay que matarlo” es la cantinela que resuena en la poli amarilla de la cuarta fundación macrista…
La Su que preguntaba si habían encontrado vivo a un dinosaurio (tal vez como deseo de compañía) ahora retornaba como jueza… Imaginemos… Ella vestida como un magistrado ingles y martillando sobre el estrado (como una reina de corazones –corazones idiotizados por una sonrisa-afección en primer plano- enloquecida) al mismo tiempo que grita “¡Al que mata hay que matarlo!” y luego ríe –mientras el publico se enternece- y vuelve a gritar y martillar.
La Su-magistrado-reina de corazones volvía a los hogares exigiendo la muerte a la hora de la cena y mientras los televidentes bebían de sus vasos se tragaban el cáncer de la derecha; mientras comían, se comían el cáncer… ¿Cómo se digiere un enunciado cancerigeno?...
La paella que había preparado, que, no lo escribo por fanfarrón, es mi especialidad, esa noche me salio horrible… ¿Habrá sido ese ingrediente que le cayo desde la TV?… Si es asi, ¡Es una suerte que hayamos comido poco!

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