viernes, 3 de octubre de 2008

¿Autobiografico?

Bastante tiempo atrás escribí que en este sitio no existiría una sola linea autobiográfica, que jamás utilizaría este espacio como diario intimo. Eso, tal vez, fue un artilugio, una estrategia que, para cualquier ojo atento, seguramente, no fue más que motivo para una sonrisa desconfiada.
Es claro que esas lineas serian una evidente mentira, una descarada mentira develada por todos y cada uno de los textos que vendrian despues.
¿Quién es el idiota que cree no escribir sobre si mismo en cualquier ignota línea extraviada en el universo? ¿Acaso no están en estas y otras palabras fragmentos de mí, de mis inquietudes, de mis deseos, tristezas, broncas y alegrías? ¿Acaso no resuenan en las letras, en la vida de las letras, la vida de ese que las toma y es tomado en ese acto?
¿Por qué tome esa decisión? ¿Por qué en algún momento decidí que este blog no seria un diario íntimo? Pues bien, resistir, resistir es la keyworld; resistir al uso masivo, al uso homeogeneo, resistir al uso establecido. Sin embargo, he aquí una actitud, amarrada al tejido de las letras, que puede ser leída en tono autobiográfico ¿Qué dice un gesto sobre tal o cual persona?
Al fin, diré, hay silencio y ¿Qué hay en esos silencios? El universo. En cada silencio de este blog esta el universo y mi vida. En todo lo que huye a la representación, en todo lo que decido no representar, en todo lo que decido que escape a la letra para viajar por el terreno de la sensación, en todo eso esta mi vida; esta allí, donde habita el aire que le da cuerpo a las letras, a las palabras, pero que no lo es, que podría ser un suspiro, un estornudo, un eructo, o mera parodia del habla (que ya es decir mucho).
Hay silencio y letra. Un batido de letras y silencios que dan forma este mamarracho llamado “isla de paso”. Y ¿Qué hay en la letra? ¿Qué hay en el sonido? Lo mismo: representación y fuga, la vida.
Hare una pregunta, para irme yendo ¿Qué separa a las autobiografías de grandes escritores de las autobiografías de los flogers, de las autobiografías entrelazadas por imágenes, sonidos y letras y que, además, desafían el modo de lectura proponiendo una “lectura hacia la izquierda”? ¿Qué se inscribe en el gesto de tal separación? ¿Quién realiza el gesto y desde donde? ¿Qué dice un “tkm” que no dice un “te quiero”, y viceversa? (Realizo estas preguntas en plena discuson hacia una antigua postura que hube asumido).
El pequeño autobiógrafo emerge y ya nada escapa a la pulsión representatoria, el pequeño autobiógrafo caza con una red fragmentos de su vida; una vida perdida para él y para una geografía planetaria y mental moldeada por el capitalismo mundial integrado. En ese gesto, el imperio de la letra ve su fin y el cuerpo entra en escena haciendo temblar, a su paso, la palabra flaca (¿Dónde esta su volumen, su cuerpo?).
El pequeño autobiógrafo teje una relación particular con los lenguajes que habita y lo habitan. Entonces ¿Cuánto hay, en él, de resistencia? ¿Cuánto hay, en él, de ser agente activo del capitalismo mundial integrado?
En el gesto autobiografico que se imprime sobre una pagina virtual (virtualidad que es) se suspende un doble gesto que hay que analizar en su complejidad, alejados de todo prejuicio estupido y, sobre todo, de falsos supuestos y autoengaños.

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