martes, 8 de enero de 2008

PHOTOyoP/PHOTOyoP(P)ING



“Mira qué bueno que esta el Photoshop, mira las cosas que podes hacer”, me dice Marcos, entusiasmado, mientras retoca una foto. Lo voy siguiendo, está retocando el rostro de un amigo, lo hace para mostrarme como funciona el programa. Me dice “Quiero sacarle la barba y estas zonas irritadas”, “Aja”, le contesto. El, mi amigo, esta concentrado en la foto.

“Voy a cambiarle el color de los ojos y a hacerlo más flaco, le voy a sacar estás arrugas de acá y le voy a blanquear los dientes”. Clic por acá, clic por allá. Comienzo a comparar y hago un “antes y después” mental “¿Ese es ese?”, me pregunto… La cosa no termina allí. “Ahora, le voy a quitar las imperfecciones de la piel” y, después de hacer algunos clic más en varios lados ¡Sucedió! La piel quedó lisa, plástica, piel de muñeca Barbie, en este caso de muñeco Ken. “¿Viste? Así trabajan en las revistas”, me dice mi amigo, dando por finalizada la demostración.

Si tenemos una imperfección en la piel la podemos corregir con Photoshop, si queremos cortarnos el pelo, teñirnos, adelgazar, tener el “mejor” culo del mundo, las “mejores” tetas, los “mejores” pectorales, ser más altos, cambiar el color de piel, de ojos (la lista es infinita) solo tenemos que usar Photoshop y listo. Ah, claro, hay una recomendación: no salir a la calle, porque hay que mantener la “fachada ficticia”. Solución: recurrir a los medios masivos: ser mediatizado, hay que entablar una relación, con la gente (hay que transformarla en “publico”), a través de los mass-media: enviar la imagen (“fachada ficticia”), nuestra imagen de cuerpo perfecto de acuerdo a los cánones establecidos, la imagen que nos formamos a partir del espejo social, a cada recoveco donde se pueda leer una revista, encender un televisor, acceder a Internet, etc. Hay que estar mass-mediatizado no para dejar de lado el cuerpo, sino para que no se puedan ver sus “imperfecciones” (su realidad, su existencia) ni ser tocadas. El cuerpo se observa (en una cultura del culto a la mirada cómo vamos a dejar de observar), pero es un cuerpo irreal, un cuerpo de Photoshop.

PHOTOyoP(P)ING o el devenir “Simone”

Pasar por Photoshop para poner la imagen en vidriera, pero no cualquier imagen, sino la imagen de un cuerpo “perfecto”. La imagen que se exhibe tampoco es cualquiera, sino la de “nuestro” cuerpo retocado, imaginado en una imagen, existiendo en la materialidad de un momento irreal (¿Alguna vez tuve ese cuerpo?).

El cuerpo es suplantado por una imagen… ¡Bienvenidos al “universo Simone”! Simone es una “chica” perfecta, es una alucinación virtual creada por un realizador cinematográfico encarnado por Al Pacino… (Qué cosa, Simone es una alucinación-virtual-femenina-blanca-flaca-actriz-ejecutante, es decir, desde que somos usuarios de computadoras se nos dice que el software nos ayuda, es nuestro “servidor/sirviente/siervo” ¿Simone será uno más de los intentos Hollywoodendes de perpetuar a las mujeres en un lugar secundario respecto del varón (“El segundo sexo”), de ser su servidora? Simone mujer-software ¿Realiza el “sueño occidental”, doblemente virtual -pantalla y Simone-software- de la mujer sierva del varón?)

Regresemos a Simone y Photoshop, software y archivo: el cuerpo se transforma en imagen, que no es más que un archivo, o sea, código. Una vez que el cuerpo es código todo se puede modificar, solo es una formula: código genético, código de ADN, código de seguridad, códigos territoriales, códigos de programación, código binario, etc. Photoshop lleva a la pantalla amigable las ideas eugenesicas (¡Nos la comemos doblada!): el mundo del diseño informático se puebla de las ideas más recalcitrantes.

En la práctica cotidiana, quienes suelen chatear o buscar pareja por Internet, suelen ponerse en vidriera: exhibir su imagen, la cual no deja de pasar por Photoshop. Total, y esta es la clave, los encuentros cuerpo a cuerpo son escasos, lo que importa es calentarse un rato mientras se esta chateando. “Impostar la imagen” es como impostar la voz en una línea caliente. En este caso, estar mediatizado es una salvación… Volverse Simone, devenir Simone mientras se chatea es una posibilidad entre tantas, pero, reconozcámoslo, la más difundida en nuestra cultura y la más conveniente para la maquina capitalista.

Ambivalencia PHOTOyoP/photoYOp

Reducción y amplificación del yo: dos caras de una misma moneda. Por un lado el yo se reduce, se hace más pequeño que una hormiga, es una bacteria, es por eso que se tiene que ampliar a través de una práctica que tiene zoom: photoshoping.

Al yo se lo aplasta entre imágenes de cuerpos ideales (PHOTOyoPHOTOyoPHOTOyoP…) y debe crecer en el mismo territorio, en el de la imagen. Mientras más, una persona, se acerca a las imágenes ideales de los cuerpos “más crece” su yo. Entonces ¿Cuando se altere nuestra forma de percibir imágenes, de relacionarnos con ellas, de codificarlas y decodificarlas, en pocas palabras, cuando se alteren las practicas en torno a las imágenes nuestra subjetividad cambiara? Claro que cambiara, pero ¿Cambiara nuestro modo de relacionarnos cuerpo a cuerpo?... Hay que continuar la lucha en el terreno de las imágenes.

La ambivalencia yo/YO acorralada entre imágenes, apretada, envasada para la venta es uno de los recursos de la maquina capitalista para evitar el “nosotros” (sin mayúsculas). Apretada, la ambivalencia, entre imágenes, no se puede dar a la fuga. Hay que librar la lucha, o proseguirla, en el terreno de las imágenes; desde allí se pueden soltar las ataduras.

¿Qué sentiría el de la foto?

El software que permite la manipulación de nuestras imágenes corporales nos permite alterarlas en función de ciertos códigos de standardización corporal: “Serás tan flaco/a como la del afiche, no más, ni menos”. El cuerpo esta inserto dentro de códigos de aceptación construidos social e históricamente; esta inmerso en tensiones y luchas de poder, marcado por los climas epócales, etc. Nuestro clima, hoy, esta lleno de códigos; lo vemos al estilo Neo (Kenu Reeves, en “Matrix”); por nuestras miradas no desfilan más que números y cifras combinables y re-combinables.

Todos somos codificables. Hay Photoshop para todos: PHOTOyoP, PHOTOtuP, PHOTOelP… Lo cierto es que, de alguna manera, a través de una manipulación virtual de nuestro cuerpo, este software nos hace pensar “¿Cómo me vería si…?”, es decir, nos “hace ver” que nuestro cuerpo es modificable.
A todo esto, la pregunta "¿Cómo me sentiría si...?" permanece tapada por la foto(shop)grafia trucada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Living is easy with eyes closed, missunderstanding what you see.."

Evange dijo...

Yo había escrito un comentario largo e interesante...por lo menos para mi...pero la maldita pc se taró y buen..ya te conté.

Simplemente:

La gente que chatea comunmente se encuentra, se dan a conocer, para dejar de tener una amistad (o lo que sea)virtual..o para q por lo menos no sea solamente virtual.

Los medios de comunicación nos mandaron mensajes todo el tiempo acerca de cómo tenemos que ser para ser aceptados...flacos, lindos, perfectos....como una barbie o un Ken. Todo puede ser operable...que esperas??

Besos...perdona, hoy no estoy inspirada.

Te quiero mucho!