viernes, 9 de marzo de 2012

Maneras de hacer mundos. O el factor Wagner


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Esta es una historia sobre espacios, sobre maquinas narrativas y escenas; esta es una historia sobre dispositivos. Aquí, lector, hallaras un recorrido, que bien podría ser otro. Es licito barajar y dar de nuevo. Pero ¿Te das cuenta? Aquí hay un sendero, hay un arquitecto que dispone y tu, querido amigo, transitas hurgando, moviendo, desarmando ¡También eres, en potencia, un arquitecto! Ya sin más vueltas, aunque alguna queda por dar, entremos a este espacio, a este texto, a este selva... ¡A cazar sentidos! Cual mariposas, huidizas ¿Traes tus cosas?

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En todos los espacios se inscriben historias. Hender un espacio es similar a abrir un diario de notas, leer una carta, encontrar un tesoro. Los espacios son tesoros narrativos: atesoran las memorias de la humanidad ¡Imagina todo lo que podría susurrarte una pared! O aquella avenida o ese árbol que, seguramente, estaba allí, aguardando, en silencio, la hora de tus pasos.

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Al fin, cazador, llegamos al bosque. Algo se nos anuncia en la entrada, se nos pide dejar allí nuestro cerebro ¡Alarma! Calma, amigos, nos dice el guardián, y prosigue, antes de entrar les pido un ejercicio: imaginen una calle, sus sonidos, aromas... Imaginen la hora y su ritmo. Entra en la escena una persona; a mitad de camino mira su reloj y acelera el paso y... ¡Plum! Tropieza y cae. Primer plano de su cara malhumorada; mira en dirección al sitio del tropezón y las cejas se elevan. Nuestro apurado sujeto alza en sus manos un cofre; lo abre y una melodía lo lleva a las manos de su padre, a la calesita, a las meriendas en casa de su abuela.
La magia de un objeto ha partido el tiempo. Esta es una historia sobre alquimias, sobre como componer mundos con un poco de sonidos, imágenes, cuerpos, información, luces. Ya verán, la alquimia es cosa seria ¡Tendrán que devenir arquitectos de sugestivas historias! De lo contrario, no podrán encantar a nadie.
Adelante, amigos ¡Entren al bosque! Y no se preocupen, reencontrara sus cerebros en el camino...


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