miércoles, 18 de agosto de 2010

Cine de sanacion

Incluso cuando los proyectores hayan dejado de traquetear,
habrá, lo creo, con firmeza,
algo que “funcione como cine”
Alexander Kluge


Antes de que se impusiera el dispositivo freudiano del inconsciente edipizado, ese inconsciente donde todo funciona al interior de mamá-papá-hijx; antes del inconsciente lacaniano, reducido a estructura lingüística; antes de los inconscientes psicoanalíticos existía un inconsciente huérfano, un inconsciente sin falta, sin castración y en el que papá, mamá poco y nada importaban. Antes de todo eso, ese inconsciente huérfano estaba muy cercano al “principio cine”, era un inconsciente que mezclaba infinidad de lenguajes (música, sonidos, palabras, olores, etc.) y si se tuviera que buscar una imagen para representarlo seria “cine”, un inconsciente huérfano y cinematográfico, el inconsciente alejado de la reducción edípica es huérfano y audiovisual… Pero hay algo más, ese inconsciente en contacto con un chamán devenía sanador, es decir, el inconsciente audiovisual puesto a funcionar a través de visualizaciones inducidas por los chamanes tenia propiedades de sanación (“sanación”, muy distinto de “curación”).
La sanación previene la enfermedad, nace de un estado de salud y busca preservarla; en cambio, la cura se piensa desde la enfermedad, una vez que ésta está instalada en un organismo. El inconsciente huérfano-audiovisual era maquina de sanación y se activaba para que un organismo se mantuviera sano, en un estado de equilibrio permanente.
De lo anterior, podemos pensar que antes del traqueteo de los proyectores y en las comunidades que mantenían practicas milenarias de sanación, el cine era curativo… Tal vez, cuando el cine se corra de la mercancía, reencuentre su filiación sanadora.

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